Paola Suárez

Por Damián Giovino (@DamianGiovino)

Una de las mejores representantes deportivas argentinas a nivel mundial. Estuvo en la élite del circuito WTA. Es, junto a Gabi Sabatini, la única tenista Sudamericana en ser Top Ten en singles, alcanzando el puesto N°9 tras llegar a semifinales de Roland Garros en 2004. Una de las más grandes doblistas de la historia, fue número uno del mundo por largo periodo, obteniendo ocho títulos de Grand Slam y el WTA Tour Championships. Medallista olímpica en Atenas 2004 ganando la presea de bronce. Detrás de todos sus logros hay una historia de lucha, superación y tenacidad. Humanizamos a Paola Suárez, guerrera incansable.

-Sé que desde tu retiro estás alejada del tenis. No lo prácticas ni lo seguís mucho. ¿Fue una decisión pensada o te fue alejado el ser madre?

-Desde que dejé de jugar definitivamente de forma profesional, antes de ser madre, ya sentía que el tenis era una etapa cumplida, no me interesaba tanto seguir practicándolo. Luego, al ser madre, me aboqué de lleno a disfrutar de mis hijos. Hoy por hoy al tenis no lo practico, pero me encanta verlo, no es que veo un partido y cambio de canal.

-El tenis es un deporte de una exigencia mental muy desgastante. ¿Eso también influyó para que una vez que te retiraste definitivamente, no quieras volver a jugarlo?

-Sí. Tantos años seguidos haciendo lo mismo, la misma rutina, hace que con el paso del tiempo uno se vaya desgastando, más allá de disfrutar muchísimo mis años como tenista. El desgaste no es en sí por el deporte sino por la cantidad de viajes que tenés que hacer durante el año, estar mucho tiempo fuera de tu casa, lejos de tus afectos. Por eso cuando te retirás buscás hacer cosas diferentes. Ir al gimnasio y hacer spinning o hacer yoga, Pilates. Todas cosas que sirven para desconectar y que me gustan.

-Agassi decía que no disfrutaba para nada el tenis. ¿Vos lo disfrutabas o es un deporte que te consume demasiado?

-Yo disfrutaba jugando al tenis. Obviamente que siempre dentro de la carrera hay etapas, momentos mejores o peores. Dependiendo de los resultados deportivos y la cuestión económica, uno disfruta más o menos. Al principio me gustaba jugar al tenis, pero económicamente se me hacía muy difícil y eso te carga de una presión extra que se refleja en la cancha. Pero cuando las cosas empezaron a mejorar, disfruté siempre de jugar al tenis. Pude vivir cosas maravillosas gracias a este deporte.

Durante los primeros años de su carrera, como les pasa a muchas chicas, a Paola se le hacía muy cuesta arriba el tema económico. Su esfuerzo y dedicación no eran redituables en cuanto al dinero, y entraba a una cancha con la incertidumbre de no saber si iba a poder juntar plata suficiente como para jugar el siguiente torneo. Por eso para ella el ganar un partido no solo significaba el ascenso deportivo, sino el salvavidas económico para poder seguir flotando dentro del circuito profesional.

– ¿El disfrute verdadero llegó cuando pudiste hacer una base económica y dejar la incertidumbre de no saber si ibas a contar con el dinero como para afrontar los siguientes torneos?

-Es a partir que uno se hace una base para tener cierta tranquilidad y margen. Al principio si no me iba bien en un torneo no me alcanzaba el dinero para poder viajar a la siguiente gira. Cuando uno sabe que puede diagramar un calendario de una temporada sin incertidumbres económicas o dependiendo de un buen o mal resultado, empezás a disfrutar más y a tener menos presión. Eso a mí me generó que empiece a tener mejores resultados y a jugar mejor, porque te abocás de lleno a lo deportivo.

-El tenis es el deporte más elitista desde lo económico. Si no estás, mínimo, dentro de los 100 primeros del ranking, no podés vivir. Cuando, por ejemplo, un futbolista que es suplente en algún equipo más o menos bueno, cobra fortuna…

–  Sí, totalmente. Porque uno no tiene un sueldo asegurado mensual o anual, uno cobra según los resultados que obtiene. Eso te genera una presión extra a lo estrictamente deportivo. Obviamente que uno ve a los futbolistas y le gustaría tener un sueldo fijo por mes en el tenis también, vivir en un lugar fijo una cierta cantidad de tiempo como les pasa a ellos. El tenista es muy nómade. Pero cada deporte tiene lo suyo, sus cosas buenas y sus cosas malas.

-Haz hecho varias clínicas por diversos lugares carenciados del país para que los chicos que no tienen los recursos como para hacerlo, puedan jugar al tenis y pasar un lindo momento…

-Totalmente. Esa idea surgió leyendo una revista en un avión en donde había una nota que contaba que un jugador de fútbol de Brasil hacía clínicas en las favelas. Le dije a mi marido que me encantaría hacer eso mismo, pero con el tenis. Cuando me retiré lo empecé a hacer en diversos municipios y fue algo extraordinario. La idea sigue vigente en diversos lugares del país, y está buenísimo poder darles a los chicos necesitados una contención, que sean felices un rato, transmitirles valores a través del deporte porque te encontrás con cada realidad que te parte el alma.

-Cuando alcanzaste el puesto N°9 en singles, ni estabas al tanto. Lo mismo cuando llegaste a N°1 en dobles. ¿No estabas tan pendiente del ranking?

-En esos momentos no podés estar tan pendiente del ranking o de los puntos que defendés y todo eso porque si no te presionás demasiado. En esos momentos puntuales que marcás, yo ni había hecho cálculos de que podría llegar a quedar dentro de las 10 en singles o número uno en dobles. Vos no vas a jugar un torneo con el objetivo del ranking sino con el objetivo de hacer el mejor torneo posible. Después obviamente que, como consecuencia de buenos torneos, escalás en el ranking. Sí era consciente de que esos dos objetivos, ser top ten en singles y N°1 en dobles, estaban cerca, pero no sabía puntualmente que, si ganaba tal partido, se daban.

– ¿Por qué el tenis femenino argentino y Sudamericano es tan poco competitivo en la élite mundial?

-Yo siempre lo dije: hay muchísima falta de torneos para chicas. Torneos desde los más bases. Porque una nena que quiere comenzar una carrera le es muy difícil disponer de 5mil euros para ir a competir a Europa. Pagar un pasaje, un hotel, la comida. Ni hablemos de poder diagramar una gira, se le hace imposible. En el caso de los varones, hay muchas más posibilidades porque tienen muchos torneos y de todos los niveles dentro de Argentina y Sudamérica, como para ir ganando experiencia y sumando puntos para el ranking y también empezar a ganar dinero. Es decir, pueden ir creciendo en ranking y creciendo en lo económico estando dentro de Sudamérica en donde los gastos son menores por un tema de cercanía y costos. Creo que es por eso que han salido tantos tenistas hombres y tan pocas tenistas mujeres argentinas. Se necesitan más torneos en el país y en la región para que las chicas hagan experiencia, forjen una base, aprendan a competir.

-Haz alcanzado tu esplendor a partir de los 27 años. Eras una jugadora de mucha garra y lucha. Podríamos hacer un paralelismo con David Ferrer…

-Puede ser, sí. Éramos jugadores de mucha garra, de mucha mejora a través del esfuerzo en los entrenamientos, de la constancia.

Paola es oriunda de Pergamino. Sus padres trabajaban en un club de tenis y fue allí donde ella forjó sus primeras armas. A su familia nunca le sobró nada desde lo económico, sin embargo, siempre la apoyaron para que emprendiera su sueño de ser tenista. A sus 12 años toda su familia se trasladó a Buenos Aires para que pueda entrenar en un nivel más competitivo.

-Haz hecho una carrera brillante. Imagino que sentir que todo el sacrificio y esfuerzo que hiciste durante tantos años, no fue en vano, debe ser una satisfacción que te llena el alma…

-Sí, uno vuelve atrás con el recuerdo y hubo muchos obstáculos en el camino. Por eso es doble la satisfacción de haber podido llegar a la élite del tenis. Se tienen que dar muchas cosas y a mí por suerte se me dieron. Pero tener que sortear obstáculos te forja tu carácter para la vida. Agradezco haber tenido que pasar por eso porque me hizo valorar mucho más las cosas, aprender. Me sirvió para la educación que hoy trato de inculcarle a mis hijos.

-El tenis femenino de tu época era mucho más entretenido y competitivo. Había grandísimas jugadoras, más nivel. Hoy hay mucha irregularidad y eso no atrae demasiado. ¿Coincidís?

-Son diferentes etapas. En mi época se podía ver más peloteo. Había jugadoras más carismáticas. Y todo eso atraía al público. Había variante de jugadoras en cuanto a lo tenístico. De Kim Clijsters sobresalía lo aguerrida que era, de Justine Henin y Amelie Mauresmo el revés a una mano, las hermanas Williams estaban en su esplendor, Lindsay Davenport también en gran nivel. Cada jugadora tenía su sello y atractivo para el espectador. En el tenis femenino de hoy los puntos son más cortos. Las tenistas son más introvertidas porque muchas son de países de personalidad más bien fría, como las rusas. Antes había más carisma como tenían las belgas, por ejemplo. No está peor ni mejor, simplemente son distintas personalidades. Puede ser que al espectador le guste más el tenis femenino de antes, pero hoy hay jugadoras muy buenas y muy buenos partidos para ver. Por ejemplo, Simona Halep me gusta mucho.

 Paola se ha enfrentado varias veces, junto a su compañera española Virginia Ruano, a las legendarias hermanas Williams en dobles. Ha sabido ganarles, como también caer derrotada como en las finales de Wimbledon 2002 y el Australia Open 2003.

– ¿Cómo era enfrentar a los dos Williams juntas?

-Dependiendo la superficie. En polvo de ladrillo las hemos vencido más de una vez. En cemento y césped se hacía más difícil. Imponían mucho respeto tenístico y físico.

– ¿Qué opinás de la diferencia económica entre lo que ganan los tenistas hombres y las mujeres?

-Yo creo que una mujer y un hombre que hacen lo mismo deben ganar el mismo dinero sea en el deporte o en cualquier otro ámbito. Aunque también es real que el tenis masculino, con Nadal, Federer, Djokovic, genera más y produce más que el tenis femenino. Pero eso es ahora. Antes ha habido muchas tenistas que generaron muchísimo como Sharapova, Kournikova y no han ganado tanto como ganan los hombres. Se debería ganar lo mismo porque ambos hacen lo mismo. Entrenan igual… al máximo de sus posibilidades. Después los hombres juegan torneos a cinco sets y las mujeres no, por un tema tan simple como el biológico… los hombres tienen más resistencia. Así como una mujer que es madre puede hacer tres cosas a la vez y a un hombre le cuesta más  abocarse a varias cosas a la vez. Y ninguno es mejor que el otro, son solamente temas genéticos. Aparte los jugadores son valorados individualmente por lo que generan. No todos los tenistas generan lo mismo. Un patrocinador de ropa o de raqueta no le va a pagar lo mismo a Nadal que a Ferrer. Eso sí está correspondido.

-Te retiraste en 2007 y en 2012 volviste a jugar con el objetivo de llegar a los JJOO de Londres. ¿Cómo se dio ese proceso y cómo lo viviste?

-Fue raro. Porque al principio estaba totalmente segura que no quería volver y después lo tomé como un desafío personal el volver. Me puse a entrenar para ver cómo me sentía y hasta último momento no comuniqué públicamente la decisión de si iba a volver o no porque necesitaba estar segura de que podía estar a la altura física y tenísticamente. Lo confirmé una o dos semanas antes de empezar a jugar el primer torneo. El objetivo era agarrar ranking para poder entrar a los JJOO y jugar en pareja con Gisella Dulko. Pude lograr buenos resultados, me dieron wildcard en algunos torneos importantes y eso me ayudó.

¿Qué mensaje le darías a las mujeres que están en busca de sus objetivos?

-El mensaje es que las cosas son difíciles y que va a haber muchos tropiezos en la vida, muchas piedras que sortear, pero que hay que seguir luchando. Intentar cada día poner un granito más de arena para la construcción de los objetivos. Las cosas se pueden dar con mucha perseverancia. Nunca hay que olvidarse de las raíces, del lugar de donde uno viene.

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