Juan Bava
Por Damián Giovino (@DamianGiovino)
Uno de los árbitros más emblemáticos del fútbol argentino. De tremenda personalidad, dirigía a su manera, con mucha naturalidad, y se le plantaba a cualquiera, yendo a buscar más de una vez a algún jugador a la casa. Admite que arbitraba guiado por el sentido común y el instinto futbolero, basándose en entender el juego y no tanto el reglamento, al cual no le daba demasiada importancia. Hombre de la vieja escuela: con códigos y honestidad, ante todo. Critica duramente al VAR y la generación actual de réferis. Íntimo amigo de Plácido Domingo. Fue Director del Instituto de Árbitros de la AFA durante doce años. Humanizamos a Juan Bava, de espíritu campechano.
Los comentarios en las redes sociales y las plataformas tecnológicas suelen ser, en muchas ocasiones, despiadados; ni que hablar contra un árbitro de fútbol. Sin embargo, siempre que aparece alguna nota de Bava o un artículo sobre él, los comentarios de la gente, en general, son positivos y buena onda. Al margen de haber tenido más o menos errores y aciertos con tal o cual equipo, que el hincha argentino no suele olvidar, el futbolero lo reconoce por su encantadora forma de ser, que lo vuelve un personaje pintoresco y agradable.
-¿Notás ese respeto de la gente hacia con vos? Cosa que no es tan común en un árbitro.
-Sí, lo noto. Siempre me regí por la honestidad, ante todo, la transparencia. Las épocas cambiaron. En la mía éramos árbitros más independientes a la hora de tomar decisiones importantes y de definir cosas. Teníamos una personalidad distinta a los de ahora, con otra base, otra escuela… con un estilo de vida diferente, porque todos debíamos trabajar de otra cosa, no vivíamos del arbitraje. Si estás sometido a que dirigentes te manejen, como ocurre ahora, es muy difícil. Hoy el 90% de los árbitros viven de la profesión.
-Al margen de los aspectos técnicos, sobresalías por tu enorme personalidad y tu naturalidad para dirigir…
-Exacto. Los jugadores de mi época te conocían mucho porque permanecían varios años jugando en sus equipos, tenían experiencia. Hoy casi que el futbolista está de tránsito en Primera, porque, si tiene condiciones, enseguida se lo llevan de afuera. No andaba con prejuicio dentro de la cancha: si tenía que echar a todos lo hacía, si consideraba que debía suspender un partido con 40mil personas en las tribunas e irme a mi casa como el de San Lorenzo y Vélez que no había más pelotas, lo hacía. Eso va mucho en la personalidad, que los árbitros de mi época la poseíamos. Tuve montones de errores y me los bancaba, no buscaba excusa, y se los reconocía en la cara en el momento a los jugadores.
En charla con ´Humanizados´, Ángel Sánchez nos contó: “yo no fui árbitro porque soñara con serlo, lo fui para estar cerca de mi pasión que es el fútbol. En el arbitraje encontré el lugar para estar cerca de este deporte, porque como jugador, si bien hice inferiores en algunos clubes, no llegué a absolutamente nada”. Pues el mismo caso aplica para Bava: nunca quiso ser árbitro, al año ya quería dejar, y en su primer partido en tercera, como asistente, en el entretiempo fue a buscar a la tribuna a un hincha que no paraba de insultarlo.
– “El árbitro no nace para ser árbitro, se hace. No creo que nadie tenga vocación de árbitro”, declaraste alguna vez…
-Así es. Fui Director del Colegio de Árbitros de AFA durante 12 años, y les decía a los alumnos que el arbitraje no es algo vocacional, sino que los mueve el gusto por el fútbol. Les preguntaba de qué equipo eran y me decían “de ninguno”, y les decía que entonces no podían ser árbitros, porque tenían que ser hinchas de algún cuadro, no fanáticos, pero al menos simpatizantes, haber ido a la cancha. Una vez que hacés carrera, te va gustando el ser árbitro, porque pertenecés al fútbol grande. Para mí más que una vocación era un hobby, me divertía en la cancha, lo hacía con alegría.
-Dijiste una vez que en un River y Boca un árbitro tiene todo para perder y nada para ganar. Empero, debe ser el máximo premio ser designado para un Superclásico…
-Desde luego que es un orgullo, pero tenés todo para perder. Cuando no se habla del árbitro es porque dirigió normal y salió todo bien. Si se habla del árbitro, algunos problemas tuvo. Yo soy hincha de Boca, y me tocó dirigir 11 Superclásicos, y ahí se me iba totalmente el hincha, porque solo pensaba en salir indemne, para que no me juzgue la gente ni el periodismo. A mí me pedían los de River.
-Al margen de ser árbitro, tenías una fábrica de calzado y un aserradero de leña de tus padres. A pesar de salir en TV y estar con grandes figuras, eras un tipo de a pie, laburante como cualquier otro…
-Totalmente. Era un busca vida; hacía construcciones, hacía zapatos, juntaba cartones, estaba en un aserradero, tenía criadores de cerdo. El arbitraje era un cable a tierra, un entretenimiento, y no le debía nada a nadie, menos que menos a algún dirigente o a Grondona.
-Si bien para vos era un hobby y un cable a tierra, tus seres queridos no creo que disfrutasen mucho con tu labor de árbitro…
-Sí, a mi señora lo que menos le gustaba era el fútbol, el círculo íntimo odiaba el fútbol. Mi padre era hincha de River y al principio lo llevaba a verme, pero después ya no porque no quería exponerlo a situaciones incómodas. Al otro día iba al puesto de diarios y se fijaba cómo me habían puntuando.
-“El error del árbitro es el negocio para el periodista”, declaraste alguna vez, y con razón…
-Es así, pero es el trabajo del periodismo, el error del árbitro forma parte del fútbol y su análisis. Tienen alguien a quien echarle la culpa. Pasa que ahora con el VAR se arman unos despelotes bárbaros. Le sacaron la belleza y la gracia que tenía este juego que era convivir con el error.
-La tecnología es totalmente útil y eficaz en deportes civilizados, y el fútbol no lo es, por algo es el más popular y pasional, por lo imperfecto. El VAR da la sensación de no tener el más mínimo criterio en su uso…
-Antes el gol se gritaba cuando se convertía, hoy lo tenés que gritar tres minutos después, si es que no lo anulan. Se perdió la esencia del fútbol, es una falta de respeto a este deporte. Esto no es vida o muerte, el árbitro se equivoca como todos. El fútbol es un deporte muy distinto al resto. El juez debe interpretar la intencionalidad y cobrar en base a eso, porque ante una misma jugaba yo puedo interpretar una cosa y vos otra, y hoy hay uno arriba, uno abajo, todos dándole opiniones al árbitro principal; es una barbaridad.
-En tu época los árbitros tenían más picardía para llevar adelante un partido; entendían de qué iba la cosa y este juego, como se dice “tenían más calle”. Hoy, algunos, parecen robots autómatas, que dirigen solo con la teoría del reglamento en la cabeza.
-Yo al reglamento lo habré leído muy pocas veces, porque aplicaba el sentido común, así me manejaba y eso les transmitía a los jugadores y ellos lo asimilaban. Hoy los árbitros están muy sometidos, los manosean, los llevan por delante, no los respaldan. Veo cosas que son barbaridades. Todo eso hace que dirijan con miedo y que no puedan desarrollarse de buena manera, eso noto yo. El jugador es muy vivo, si te ve dubitativo, lo nota enseguida. El primero que se da cuenta cuando se equivoca, es el árbitro, no hace falta que nadie se lo venga a decir.
-Te le has plantado a pesos pesados de enserio, como Diego, Passarella, Grondona…
-Con quien sea, no tenía problema. Nunca estuve en nada raro, siempre estuve entero, sabiendo que, si mañana me tenía que ir de esta profesión, agarraba el bolsito y me iba a mi casa tranquilo.Nunca me peleé en la cancha, los iba a buscar a la casa a los jugadores. A lo sumo en un vestuario, como con Enzo Trosero.
-Has dicho que para vos Julio Grondona fue un líder total, con errores, pero con miles de aciertos…
-Totalmente. Era un dirigente que estaba cuatro pasos adelante de todos. Tenía visión y sentido común, tenía toma de decisiones, cintura para manejar las cosas.
-Sos declarado hincha de Boca. Después de tantos años dentro del fútbol, ¿hoy mantenés la pasión de hincha?
-Como hincha no quedó nada. Me gusta el buen fútbol. Miro mucho la liga inglesa, alemana, española; son otras culturas a la nuestra. El fútbol representa a un país. En un país, como aquí, lleno de violencia, donde no hay respeto por las autoridades ni por el prójimo… eso se ve reflejado en el fútbol. Me da mucha tristeza ver la decadencia de Argentina, siendo un país tan rico.
-¿Cómo es eso que tu hija es ahijada de Plácido Domingo y que vos fuiste su guardaespaldas en algunos shows?
-Exacto. Mi señora era la secretaria de Plácido, de ahí el vínculo. Los acompañaba en algunas ocasiones. En la final del Mundial ´86 estaba con él en España y me dice: “mirá que mañana a la mañana vamos par México que canto el himno argentino y alemán en la final, y miramos el partido”. Le dije que no, que yo me volvía que quería ver a mis hijos. Me estaba invitando Plácido Domingo en avión privado a ver la final de Mundial y le dije que no… “vos sos especial”, me dijo. Formé una gran amistad con él y compartí muchos momentos; un tipo bárbaro.