Pablo Michelini
Por Damián Giovino (@DamianGiovino)
Gloria de San Lorenzo. Valorado y recordado en Racing. Mientras jugaba comenzó a incursionar en otros ámbitos, y hoy es un exitoso empresario en el rubro de los hidrocarburos, hotelería y gastronomía. Tras su retiro, se alejó absolutamente del fútbol y ni mira partidos. Desde los 25 años empezó a proyectar su vida para cuando abandonara las canchas. Humanizamos a Pablo Michelini, mucho más que un ex futbolista.
-Pochettino dice que muchos futbolistas viven dentro de una burbuja. Que no viven la realidad del 99% de la sociedad. Que tienen tiempo y deben aprovecharlo para expandirse y desarrollar una vida fuera del fútbol. Vos lo has logrado…
-Totalmente de acuerdo con esa frase de Pochettino. El jugador tiene bastante tiempo libre como para poder desarrollarse en otra actividad que le guste. Varios jugadores mientras jugaban pudieron llegar a ser profesionales en alguna carrera o emprender negocios. El mito de que el futbolista debe estar 100% compenetrado solo con entrenar y jugar, no es real. Pero es más cómodo no hacer nada fuera de la burbuja en la que a veces vive el jugador. Solo algunos se animan a intentar hacer otras cosas. Con esto no digo que uno no se brinde con mucho profesionalismo en cada entrenamiento porque cada partido es un nuevo desafío.
-Aquellos que no se preocupan por ver más allá del fútbol, les cae la ficha cuando se retiran…
-El problema se desencadena cuando te retirás. Porque te cambia todo. Pasás de vivir una vida cómoda, con un muy buen ingreso económico, a tener muchas incertidumbres si no te preparaste para hacer otra cosa o experimentar en otros ámbitos fuera del fútbol. Se hace difícil en ese caso. Pasás de una vida segura a no saber qué será de tu futuro.
– ¿Cómo se te despertó la inquietud, siendo tan joven y teniendo éxito deportivo, de emprender y hacer negocios fuera del fútbol?
-Fue por mi forma de ser. Mientras estaba jugando en Deportivo Español, estaba estudiando para contador en la Universidad de Morón. Siempre intenté hacer y pensar en otras cosas fuera del fútbol mientras jugaba. Con 25 años, estando en Racing, comencé a desarrollar emprendimientos. La clave es saber que algún día te vas a retirar y tenés que seguir con tu vida. Que las generaciones van cambiando y con el tiempo después de retirado no te conoce nadie. Uno mientras juega ya tiene que ir asimilando eso. La equivocación es pensar que lo que estás viviendo en ese momento, es eterno. Te retirás y hay que dar vuelta la hoja, no hay que vivir como un ex jugador. Lo que hiciste en tu carrera ya está, ya pasó, fue hermoso, pero es parte del pasado. Son pocos los que pueden seguir relacionados al fútbol después de retirarse porque es un mercado acotado el de los entrenadores, empresarios del fútbol, periodistas. Tenés que prepararte muy bien para poder estar adentro. Después hay un abanico enorme de otras posibilidades fuera del fútbol, pero sino lo fuiste analizando o preparando mientras jugabas, se hace muy difícil. Muchos entran en un terreno de temor y de encierro por no saber qué hacer. A los 24, 25 años ya te tenés que preguntar: “si yo mañana me retiro, ¿qué hago de mi vida? ¿De qué vivo?”. Si te lo preguntás a los 34 años capaz ya es tarde. De cada diez cosas que uno intenta, una sale, pero hay que intentarlo. Hay que moverse, averiguar. Hay muchas cosas que se pueden hacer, no solo por la parte económica, sino para sentirse útil una vez que te retirás. Hay muchos ex compañeros que pudieron dar vuelta la página y hacer una vida tras el retiro, y cuando hablás con ellos es como que la etapa de futbolista la tenemos medio borrosa, porque la vas dejando atrás porque la vida avanza y uno tiene que seguir. Y hay otros que viven del recuerdo y se quedan atados al pasado. Una vez que te retirás hay dos aspectos a atender: uno es cómo te vas a sustentar económicamente y el otro es la realización personal. Una persona de 36,37 años que no tiene de qué trabajar ni qué hacer de su vida, no se siente bien, no se siente útil.
-Sé que estás totalmente alejado del fútbol hasta como espectador…
-No estoy muy actualizando con el fútbol, no lo sigo mucho. No sé bien cuáles son los mejores jugadores del momento. No tengo ni el codificado en mi casa para ver los partidos. Enfoqué mi vida para otro lado y el orden de importancias fue cambiando. El fútbol no es una prioridad para mí hoy en día ni desde el día en que me retiré.
-Haber ido a la facultad mientras jugabas, imagino que te habrá servido para ver y entender otras realidades muy diferentes a la tuya…
-Exacto. Vincularse con otra gente y no hablar de fútbol. Hablar de lo que están haciendo los otros, interiorizarse. A parte le sirve al jugador para descomprimir la presión. Porque si estás todo el día pensando en que jugaste mal el domingo, te cargás una mochila pesada. Si vas a otros ámbitos, hablás de otras cosas, te relacionás con otra gente; te sirve para distender la cabeza y no tenerla maquinando todo el día con el fútbol. Ayuda mucho vivir la realidad del día a día que vive la gente común. Ir a hacer un trámite. Pasar por el quilombo que es que te den una habilitación para un negocio. Así vas conociendo lo que vas a tener que vivir luego que te retires.
-Vicente del Bosque dice que, si tuviera que darle un consejo a un jugador, le diría que empiece a preocuparse por su futuro desde mucho antes de colgar los botines. ¿Es lo primero que le dirías a un futbolista joven?
-Muero por entrar ahora en un vestuario de mi equipo y contarles mi experiencia a los futbolistas de 23, 24 años. Decirles que a mí me va mejor económicamente ahora que estoy afuera del fútbol que cuando jugaba. Contarles que el fútbol se le vas a terminar algún día. Que se preparen para otras cosas. Tienen muchas horas libres para aprovechar. Que no se queden encerrados en el cuento eterno del futbolista. Y no necesariamente tienen que ser empresarios o profesionales en medicina u otra carrera. Pueden tener su negocio o trabajar de cualquier cosa. No les tiene que dar vergüenza ir a hacer un trámite o la cola a un banco.
-Aparte es el ejemplo que le das a tu hijo. Si ve que su padre se levante a las 12am y no tiene qué hacer, no le pasás un buen mensaje…
– Pero claro que sí. Exacto. Tengo un solo hijo que tiene 18 años y jamás vio un video mío jugando. No le importa nada de fútbol ni de lo que hice yo en mi carrera. Me dice que le importa lo que hago ahora de mi vida, no lo que hice como jugador. Eso me hace sentir realizado. Ser jugador es tener un poco de suerte, estar en el momento justo, al margen del esfuerzo y la capacidad que uno tiene que tener para llegar y mantenerse. Pero es más meritorio poder encausar otra vida una vez que dejás de jugar. Hay muchos que creen que el futbolista es un estúpido que no sabe hacer otra cosa más que jugar a la pelota, y no es así.
-Argentina suele ser un país muy complejo para emprender e invertir y el estado parece ahogar al empresario en ciertos aspectos. ¿Lo vivís así?
-Argentina es una montaña rusa. La tenés que conocer bien como para poder invertir dinero y que te vaya bien porque hay muchos vaivenes. Como empresario me pasa que la presión impositiva es re contra alta. Pagás 35% de ganancia, pagás IVA, Ingresos Brutos. Por eso no viene gente de afuera a invertir en Argentina. Porque si uno está 100% como marca la ley, con todos los empleados en blancos y demás, es complicadísimo ganar plata. Yo fui a Neuquén para invertir en un proyecto hotelero… compré el terreno y arranqué de cero la construcción. Cuatro años construyendo un hotel, tomé 32 personas. En el medio de todo eso, tuve que esperar ¡un año y medio! Para que me habiliten un plano en la Municipalidad de Neuquén. Después no había capacidad instalada de luz. Tuve que poner todos los transformadores y pagarlos yo. No había agua potable, tuve que hacer una planta de tratados. Siempre luchando contra todo. Es como que te están haciendo un favor a vos cuando sos vos el que está invirtiendo en el país, dándole trabajo a mucha gente y familias, fomentando el turismo. Uno invierte mucho dinero y después se hace muy difícil recuperarlo. El tema de la inflación también te mata porque te devalúa todo lo que uno invirtió. El otro tema son los juicios laborales: perdés el 90%. Cualquier empleado que se va del trabajo porque se le canta, se da por despedido, va, te hace un juicio y vos perdés un montón de plata. Se hace muy difícil tomar una persona porque sabés que después es re contra caro si esa persona se va o necesitás echarla. Si a vos te baja la actividad laboral y económica, ¿qué hacés? Achicás gastos y despedís a algunas personas. Si ese empleado tiene cuatro años de antigüedad, le tenés que pagar muchísimo dinero. Entonces cuando te va muy bien ni querés tomar otro empleado porque sos consciente que después va a ser una problemática si te querés desprender de sus servicios. Esas cosas deberían cambiar y por eso muy poca gente invierte en este país, porque es poco rentable y poco conveniente desde el plano impositivo y laboral. Se hace recontra difícil. Argentina cada vez que se cierra más.
-O sea que al que invierte dinero en el país y da trabajo, el estado, en vez de cuidarlo, le pone mil trabas…
-Y sí. Hay que cuidar al tipo que ganó plata y la está reinvirtiendo en el país. Dale algún beneficio a ese tipo. El estado tiene que fomentar a que la gente vuelva a poner la plata en el país, pero se hace todo lo contrario. Con su actuar, el estado le da la razón a la gente que sacó la plata al exterior. Porque la verdad es que es mejor negocio dejar la plata afuera en dólares que invertirla en Argentina. Cada vez hay menos gente que da trabajo, menos gente que paga impuestos porque las cargas del estado son altísimas. Esto va a tener que cambiar en algún punto. Me replanteo cosas porque no encontrás salida en este país. Porque es todo un quilombo y eso no te motiva a invertir en el país y así le estoy dando menos posibilidades a gente que quiera trabajar.
– ¿Cómo ves a la sociedad argentina en la actualidad?
-Se perdió un poco la cultura del trabajo. Me ha pasado en una de las estaciones de servicio que poseo, de tener una situación muy desagradable. Los playeros buscaban usar la tarjeta “Serviclub” pasándola, para sacarle los puntos a la gente y quedarse la plata el propio playero. Cinco empleados hacían eso. No lo podía creer. Estaban robando. Tenía absolutamente todas las pruebas, y así y todo tuve que negociar con los cinco para echarlos. Les tuve que pagar una parte de la liquidación a pesar de que habían robado. De esos cinco playeros, a los meses, tres me estaban llamando para decirme que no tenían trabajo, que sino los podía volver a tomar. No valoraron en su momento tener un trabajo estable con un sueldo fijo y después se arrepienten. Hay muchos que no cuidan su fuente de trabajo.
– ¿Cómo afecta y afectará al empresario el receso económico debido a la pandemia?
-Va a ser desbastador. Tengo muchas cosas paradas. Tengo que bancar una estructura enorme. Seguir pagando sueldos. Tenés que pagar una fortuna de luz sin usarla. En el hotel que tengo en Neuquén la factura viene por una potencia instalada, no por el consumo real. Te vienen 200mil pesos fijos de luz, aunque no la uses. Llamás para reclamar y te dicen que no se puede cambiar. El empresario está perdiendo muchísimo.
-Con todo lo que contaste, ¿no te desgasta hacer lo que hacés?
-Mi mujer me dice: “vos te quejás pero aparece una oportunidad y te ponés a construir o invertir”. Soy así. Me gusta buscar hacer cosas. Me gustan los desafíos de emprender nuevas cosas. Siempre quiere ir para adelante. Todavía tengo las fuerzas. Aunque es verdad que a veces te saca las ganas por todos los quilombos que te genera. Soy emprendedor de por sí.