Emblema y campeón en Ferro, Vélez y San Lorenzo. Auténtico y genuino. No tuvo reparo en “exponerse” públicamente diciendo que necesita un trabajo. Autocrítico, admite que no se preparó para otra cosa fuera del fútbol. Humanizamos al Gallego González.
Un pibe simple y relajado, sin aires de grandeza. Mantuvo las raíces a pesar de las ostentaciones que atrae el fútbol profesional. Locuaz y con conceptos muy claros. Humanizamos a Bruno Zuculini, un tipo sencillo.
Un laburante común y corriente. Fanático de Independiente quiso ayudar al club de forma genuina, metiéndose en política, pero lejos estuvo de lograr su cometido. Intentó ir contra la mugre del sistema, pero le salió mal. Humanizamos a Javier Cantero, el hombre al que se lo devoró el negocio.
Integrante de una de las tradicionales familias del deporte argentino. Su apellido es sinónimo de polo. El más habilidoso del clan, llegó al máximo hándicap. Su hermano Eduardo preside la Asociación Argentina de Polo. Humanizamos a Miguel Novillo Astrada, jugador de La Aguada.
Es junto a Adolfo Cambiaso el mejor polista del mundo. Conforma con sus hermanos y primo el legendario Ellerstina. Su padre cambió la historia del Polo. Gran amigo de Leo Ponzio y Del Potro. Humanizamos a Facundo Pieres. Sencillez como estilo de vida.