Björn Borg: cuando serlo todo, te supera
Por Damián Giovino (@DamianGiovino)
Fue uno de los mejores tenistas de todos los tiempos. Debido a su estilo, forma innovadora de jugar, atractivo físico y personalidad; trascendió el mundo del deporte para convertirse, en sus años de esplendor, en un fenómeno social. Revolucionario, cambió la historia del tenis, habiendo un antes y un después de él. Campeón de 11 Grand Slam, fue por largo tiempo N°1 del circuito, generando muchísimo dinero. Sin embargo, en el apogeo de su carrera, decidió retirarse, sorpresivamente, a los 26 años. Una total falta de motivación y desgaste mental y emocional por la enorme presión que conllevaba su personaje público, lo alejaron de las pistas. A partir de ahí se le vincularon penosos sucesos: fuerte adicción a la cocaína, intento de suicido y graves problemas financieros. Esta es la historia de Björn Borg, el hombre que pudo haber tenido más palmarés que Federer y Nadal.
Son muchos los grandes deportistas que triunfan en diversas disciplinas por su talento, pero son selectos aquellos que marcan una era y una época en la historia. Ese es el caso de Borg. Previo a su irrupción en los 70, el tenis era el ´deporte blanco´, una disciplina consumida y practicada por un grupo minoritario de la sociedad, vinculada a un estrato socio-económico elevado. Ciertamente, era una actividad ´aburrida´, que no despertaba el gusto masivo. A partir de él, esto cambió rotundamente, volviéndose un juego popular. Despertó un interés absoluto de todos, rompiendo los moldes. Su revés a dos manos, el no subir permanentemente a la red a volear sino ser un jugador sólido de fondo de cancha con golpes potentes y con gran carga de efectos; ya marcaban la primera gran particularidad: una manera de jugar innovadora y muy poco vista hasta entonces. Su personalidad fría la cual transmitía un gran autocontrol y concentración en la pista, fue otro de sus matices. Fuera de lo profesional, su encanto físico despertaba furor en las mujeres que enloquecían con él, al punto de perseguirlo. Su estilo ´ganador´ en todo aspecto, hizo interesar a muchas marcas comerciales. Así fue que los auspicios y sponsors comenzaron a invertir en el tenis, cosa hasta antes de él inusitada. Björn amasó muchísimo dinero por publicidad. Sencillamente, entre los 70 y 80, el sueco fue un fenómeno social.
Para dimensionar lo ´animal´ que fue el sueco como tenista hay que remitirse a los datos estadísticos que reflejan lo sideral de su leyenda: solamente fue profesional durante ¡nueve años! En ese tiempo ganó ¡66 títulos!, sumando 11 Grand Slam (5 consecutivos en Wimbledon y 6 veces en Roland Garros, siendo cuatro de forma consecutiva), dos Masters y una Copa Davis. Fue número N°1 del mundo durante buen periodo. Dominó con claridad el historial sobre sus máximos competidores, salvo con John McEnroe, con quien se encuentra igualado en duelos ganados. Su única ´espina´ fue el Us Open, en el cual accedió cuatro veces a la final y nunca pudo coronarse. Consiguió el doblete de Roland Garros y Wimbledon durante tres años consecutivos (1978, 1979, 1980), algo jamás logrado en la historia por nadie.
Roger Federer es profesional hace 22 años, Rafa Nadal hace 19. Ambos tienen 20 Grand Slams. Novak Djokovic, con 17 GS, es profesional hace 16 años. Estos datos sirven para una comparación que deja una deducción obvia: Björn Borg ganó 11 GS con nueve años de profesional, además, dato vital, jugó solamente una vez el Australia Open, porque en aquellos años quedaba muy incómodo en el calendario por disputarse en épocas navideñas. Es decir, el sueco compitió 13, 10 y siete años menos que el ´Big Three´ y jugó ¡una sola vez el AO! Retirándose en su esplendor con 26 años. Imaginen ustedes si hoy no podría ser el máximo ganador de torneos de Grand Slam.
Pero la fama, la exposición absoluta, el ser un ´sex symbol´, un ´ganador´ (para el ojo de la sociedad), ser requerido por muchas marcas publicitarias; no tiene un precio gratis. Tal responsabilidad conlleva un nivel de presión y desgaste mental difícil de tolerar y manejar a veces, siendo propenso que te desborde desde el plano emocional y el equilibrio psicológico. Eso le pasó al sueco. A los 26 años, saturado y desmotivado, dijo basta. “Podría haber estado varios años más en el Top Ten, habría ganado más torneos y seguro que algún Grand Slam más, pero perdí la motivación. Si no estás centrado en lo que haces, es muy difícil estar en lo más alto y hacerlo bien. Cuando sales a la cancha, deberías decir ‘esto es genial, voy a pegarle a la pelota de tenis, voy a tratar de ganar cada punto y me gustaría hacer un buen tiro´. Si no piensas y sientes eso, es muy complicado jugar. Me tomó muchos años encontrar paz conmigo mismo y encontrar lo que realmente quería hacer”, declaró alguna vez. A partir de su retiro su vida tuvo varios vaivenes. Sufrió graves problemas económicos, teniendo importantes deudas, debido a emprendimientos que no funcionaron. Producto de eso, estuvo a punto de subastar sus trofeos de Wimbledon, pero un llamado de McEnroe al grito de “¿te has vuelto loco? ¿qué te pasa?” lo convenció para quedárselos. Según han contado públicamente gente que compartió su entorno íntimo, como una de sus ex esposas, la cantante italiana Loredana Bertè, Björn tenía serios problemas con la adicción a la cocaína, asegurando que su dependencia a dicha sustancia era monstruosa al punto de ir por la vía pública pidiendo droga a cualquiera que pasara por allí, sin importarle ni su reputación ni las consecuencias. También contó que tuvo un intento de suicidio en el 89 por ingesta de somníferos y que tuvo que ser sometido a un lavaje de estómago. Así como también, sostiene, el astro manipulaba armas para ´juegos´ como la ruleta rusa y tenía la tendencia al gusto por las orgías. En 1991, con 36 años, debido a su precaria situación, intentó regresar al tenis profesional para recaudar dinero, algo que fue un rotundo fracaso, no pudiendo ganar ni un solo partido.